A veces no sabemos exactamente qué nos pasa. Solo sentimos que algo duele, que estamos cansadas, perdidos, desbordadas o desconectados.
A veces sostenemos ese malestar en silencio durante demasiado tiempo, como si tuviéramos que poder con todo.
Otras veces, simplemente necesitamos un lugar donde poder parar, pensar y ser escuchadas sin juicio. No hace falta “estar muy mal” para venir a terapia.
Puedes venir porque estás en crisis o porque quieres conocerte mejor. Porque sientes que se repite algo que no entiendes. Porque estás viviendo una pérdida, una ruptura, una etapa de cambio. O porque intuyes que hay otra forma de habitar tu vida y quieres encontrarla con más claridad y cuidado.
Pedir ayuda no es un fracaso. Es una forma valiente de decirte a ti mismo: “esto también merece cuidado”.
La terapia no lo resuelve todo, pero puede ayudarte a mirar con más comprensión, a soltar lo que ya no sirve y a encontrar nuevas formas de estar contigo.
Copyright © 2025 Todos los derechos reservados.