Ir al contenido
Editar el contenido

¿Para qué venir a terapia?

A veces no sabemos exactamente qué nos pasa. Solo sentimos que algo duele, que estamos cansadas, perdidos, desbordadas o desconectados.

A veces sostenemos ese malestar en silencio durante demasiado tiempo, como si tuviéramos que poder con todo.

Otras veces, simplemente necesitamos un lugar donde poder parar, pensar y ser escuchadas sin juicio. No hace falta “estar muy mal” para venir a terapia.

Puedes venir porque estás en crisis o porque quieres conocerte mejor. Porque sientes que se repite algo que no entiendes. Porque estás viviendo una pérdida, una ruptura, una etapa de cambio. O porque intuyes que hay otra forma de habitar tu vida y quieres encontrarla con más claridad y cuidado.

Algunos motivos frecuentes por los que acompaño en consulta

  • Ansiedad, estrés o sensación de estar al límite.

  • Trastornos de la conducta alimentaria (TCA) e imagen corporal.

  • Ideación suicida o autolesiones.

  • Procesos de duelo, pérdidas o rupturas.

  • Confusión vital, crisis existencial o búsqueda de sentido.

  • Baja autoestima, inseguridad o autoexigencia constante.

  • Dificultades en las relaciones (familiares, de pareja, sociales).

  • Tristeza persistente, enfado constante o sensación de vacío.

  • Necesidad de autoconocimiento, autocuidado o pausa.

  • Acompañamiento emocional en la adolescencia o juventud.

Pedir ayuda no es un fracaso. Es una forma valiente de decirte a ti mismo: “esto también merece cuidado”.

La terapia no lo resuelve todo, pero puede ayudarte a mirar con más comprensión, a soltar lo que ya no sirve y a encontrar nuevas formas de estar contigo.